Largo tiempo para hablar de este album. No me importa. Hay cosas que toman tiempo. Llevo varios meses escuchado este disco y se ha convertido en mi favorito del año, al menos en lengua castellana.
Toman un subgénero, el noise-pop o shoegaze o como quieran llamarle, que en España ha sido cultivado al menos desde los noventas y que medio se siente un poco manoseado a estas alturas.
Estos gallegos le dan, talz no una vuelta de tuerca, pero si una refrescada que bien que le hace falta.
Su principal virtud es la sencillez de su propuesta: vocales claras, melodías de chicle bomba de chico y chica, (el chico con voz de adolescente incómodo y la chica con tonos prepuber), bajos distorsionadísimos, ritmos de batería precisos y macizos, paredes de ruido generadas por una guitarra saturada.
Las letras son lo suficientemente abstrusas como para enganchar y no soltar nuestra atención pero no tan incomprensibles como para ningunearlas. ¡¿Qué decir de esos títulos?!
Hay canciones perfectamente pop como ese sencillo tan conocido llamado De la monarquía a la cleptocracia o Amigos del género humano. Pero también está El radar al servicio de los magos, con ese riff sicótico y repetetitivo, el postpunk oscurón tipo The Fall de Muchos blancos sobre los mapas y Baile de los Caidos que es un himno al absurdo.
Intuyo que el disco no hace honor a lo que deben ser en vivo.
Toman un subgénero, el noise-pop o shoegaze o como quieran llamarle, que en España ha sido cultivado al menos desde los noventas y que medio se siente un poco manoseado a estas alturas.
Estos gallegos le dan, talz no una vuelta de tuerca, pero si una refrescada que bien que le hace falta.
Su principal virtud es la sencillez de su propuesta: vocales claras, melodías de chicle bomba de chico y chica, (el chico con voz de adolescente incómodo y la chica con tonos prepuber), bajos distorsionadísimos, ritmos de batería precisos y macizos, paredes de ruido generadas por una guitarra saturada.
Las letras son lo suficientemente abstrusas como para enganchar y no soltar nuestra atención pero no tan incomprensibles como para ningunearlas. ¡¿Qué decir de esos títulos?!
Hay canciones perfectamente pop como ese sencillo tan conocido llamado De la monarquía a la cleptocracia o Amigos del género humano. Pero también está El radar al servicio de los magos, con ese riff sicótico y repetetitivo, el postpunk oscurón tipo The Fall de Muchos blancos sobre los mapas y Baile de los Caidos que es un himno al absurdo.
Intuyo que el disco no hace honor a lo que deben ser en vivo.
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